EL VERDADERO SENTIR DE UN PUEBLO
La
corraleja no nació como espectáculo público, aunque si tenía su
público. Tampoco se originó en la explotación de los de abajo, como
filosofías tardías quieren explicar fenómenos anteriores.
La
corraleja fue, más bien, una escuela práctica nacida de la necesidad de
enseñar al indio y al negro el manejo del ganado y del caballo, porque
aquí no existían estos animales Las sabanas se volvieron ganaderas desde
cuando el Marqués de Valdehoyos pidió licencia a su Majestad para traer
mil novillas de la Madre Patria -y las trajo- soltándolas en unas
tierras sin cercas ni linderos.
Los peones venidos de España no
fueron suficientes para atender la brega del ganado y hubo de recurrir
al nativo, al africano y a sus descendientes para organizar la vaquería
que se realizaba cada año y que se hacía coincidir regularmente con la
fiesta del patrono del hato.
El ganado era valiente, no por raza,
sino por necesidad del medio: él mismo debía defenderse de cuanto
peligro lo acechase en sabanas, ciénagas, montañas y cañadas. El rodeo
pues no era fácil y además de la peonada propia demandaba convites
regionales. Había que contar, herrar, descornar y curar todas las reses
al mismo tiempo. Junto con la corraleja se construía un palco central
para los parientes de los hacendados, propietarios y convidados.
Al
aire libre, en fogones atendidos por criados y criadas sin librea, se
asaba carne, se preparaba el sancocho, se sazonaba el chichurro, las
morcillas, y asaduras y en enormes tinajones de barro se disponían la
chicha y el guarapo. A colaborar con la faena llegaron caporales y
mayorales con sus cuadrillas de garrocheros y manteros.
No había
ninguna pretensión espectacular en su trabajo, pero la agilidad, pericia
y coordinación en el mismo no dejaban de ser espectaculares. No era un
reconocimiento buscado, era un prestigio alcanzado.
Extractado de la obra "Morrosquillo, magia y vida"
No hay comentarios:
Publicar un comentario